Por lo tanto, independientemente de la relación en que se encuentre, admita que esa persona es como usted. En el exterior puede parecer lo contrario, posiblemente debido a los gustos musicales, vestimenta o actitud diferente de un día para otro, pero no se equivoque. De alguna manera, en mayor o menor grado, tiene que ver con usted, de lo contrario no estarían juntos en la actualidad. Así que si tu pareja te daña, te molesta o tiene actitudes que juzgas inaceptables, deje por un momento de sentirse frágil y obsérvese.
¿No será que las críticas que usted recibe muestran igualmente lo exigente que es usted? O también puede tratarse de que usted esta ofendiendo al otro sin darse cuenta. Evalúe que no esté siendo más egoísta u orgulloso de lo que quiere admitir, por ejemplo.
Para despejar esa duda, escriba en un papel 10 defectos y 10 virtudes de su pareja y verá cuanto tienen en común. A continuación, tome los defectos similares y trabaje ellos. Al minimizar lo que es malo en usted, de forma automática afectará su energía. El ejercicio puede conducir a dos resultados: o su pareja se sentirá motivada para mejorar, dando a la relación de un aire nuevo o seguirá siendo la misma y su relación va a terminar, porque el "pegamento" que los unía se han disipado. De todos modos, no tema a lo desconocido, porque si usted se eleva, gente semejante, de categoría más elevada, se le aproximarán.
Por último, recuerde que esta ley se aplica no sólo a las relaciones sino a todas las personas que conoce y con las que convive, ya sea de la familia, compañeros de trabajo, amigos o vecinos. En otras palabras, piense cuidadosamente antes de quejarse, juzgar o sentirse amenazada. Usted se merece cada una de esas personas a su lado. Por lo tanto, si están por debajo de lo que usted quiere, cámbielas tan pronto como sea posible. ¡Y para mejor!