Como segundo signo del zodiaco, Tauro representa la segunda etapa en la evolución del hombre y su lugar en el universo. La primera cosa que el hombre usa son sus sentidos físicos. Lo que se puede ver y tocar físicamente representa la realidad de su posición. Es por eso que la herencia celestial de Tauro es la conservación de los recursos físicos y se aferran de forma posesiva a las personas a quienes consideran como propias. Su deseo más fuerte es la seguridad personal. Promesas incumplidas o la traición de los demás son amenazas a esta seguridad. Su reacción ante tales afrentas personales es probable que sea amarga, y a los que causan estos abusos no les dará otra oportunidad. Los Tauros decepcionados pueden comportarse de una manera totalmente en contra de sus propios intereses. Pueden llegar a retirarse del mundo por completo, o, ir en dirección opuesta y convertirse en promiscuos. Sea cual sea la dirección que se adopte, pueden terminar sacrificando las relaciones significativas y duraderas que realmente necesitan para sentirse emocionalmente seguros.
Tauro es terco e impermeable a los cambios que no son de su propia cosecha. Sin embargo, son capaces de lograr cosas en la vida debido a su tenacidad en pegarse a proyectos en los que otros puedan haber perdido la paciencia o se han resistido desde hace mucho tiempo. El símbolo astrológico de Tauro es el Toro y, de hecho, la naturaleza persistente de la personalidad obstinada Tauro puede ser muy temible para aquellos que tienen la desafortunada experiencia de ir en contra de ella. En el lado positivo, su callada fortaleza y determinación inspira a otros a confiar en ellos. Debido a que no les gusta no poder confiar en otros, ellos mismo suelen ser muy fiables. Los Tauro son pacientes cuando se trata de lograr lo que creen que vale la pena y cuando se trata de gente que les importa. Como regla general, no gustan de sorpresas o cambios espontáneos. Están mucho má