Es muy común encontrar una relación romántica en la que uno de los miembros de la pareja aparece como el mayor perdedor. Sea por que es maltratado, ignorado, pasado por alto o malinterpretado. A menudo aconsejamos, apoyamos a esta persona o simplemente le escuchamos. Sin embargo, una pregunta que generalmente nos viene a la cabeza y que incluso en ocasiones verbalizamos es: "Si esta persona sufre, por que permanece en esta relación? O, "si el otro es tan malo, ¿por qué perder el tiempo con esta persona acusándole en lugar de resolver la situación con una ruptura?".
Por supuesto, siguiendo el adagio de que "en una pelea entre marido y mujer no meter la cuchara," tratamos de mantenernos la zona neutral. Sobre todo si ya nos encontramos en las relaciones sufridas donde nuestro enfoque fue muy similar. Sin embargo, a pesar de toda esta confusión, la respuesta a preguntas como éstas puede ser muy simple, y se encuentra en la tercera ley universal del amor, la de que "los semejantes se atraen".
Bajo la ley de retorno y los conceptos de acción y reacción que hemos visto en otros artículos anteriores, es evidente que alguien con una energía X, atrae a gente parecida. Esto invalida por lo tanto la idea de que una persona es víctima de otro, ya que para ello tendría que haber un ser superior y otro inferior en la relación.
EL DEFECTO QUE VE EN EL OTRO, PUEDE ESTAR EN USTED
Cómo atraemos lo que nos es semejante y lo que está dentro de nosotros, la persona que está con nosotros funciona como un espejo que refleja todo lo que tenemos de bueno y malo. Así, sin darnos cuenta, no abandonamos a los demás con facilidad, ya que esto sería lo mismo que simplemente abandonarnos a nosotros mismos. Así que creamos una dinámica antagónica en la que nuestra mente racional acusa a larelación, muestra todos los defectos de nuestra pareja y da lugar a frecuentes quejas y de